Conducir es mucho más que hacer movimientos repetitivos o respetar las normas de tráfico. Conducir es un proceso de transformación personal en toda regla, que te obliga a desarrollar tus habilidades al máximo, coordinar tus movimientos y a estar centrado en lo que estás haciendo.

Con el tiempo te das cuenta de que:

  1. No puedes depender de lo que hacen los demás y que lo primero eres tú.
  2. Cuando veas un problema busca la solución, no te enfoques en el problema, porque entonces te meterás en más problemas.
  3. Que no te puedes fiar de lo que ves. Las apariencias engañan. A veces veis curvas o rectas, donde no las hay.
  4. El… Yo pensaba que o creía que… No funciona. Y como decía mi padre «Yo también creo en dios y nunca lo vi!»

Un coche, es una de las pocas cosas, que hace lo que le pidas, cuando se lo pidas y como se lo pidas. Y lo mejor de todo ¡sin protestar! Solo es necesario aprender a mandar.

La gente, normalmente, conduce como vive. ¿Te lo habías planteado alguna vez?

Aprender a conducir, es todo un proceso de transformación personal. Basta con prestar un poco de atención y observar cuales son los errores que más cometemos al volante, para saber que aspecto de tu vida debes trabajar, mejorar o corregir. Eso, te ayudará a enfrentar los desafíos de la carretera y de tu vida diaria.

  1. Hay personas que tienen una preocupación excesiva por lo que hacen los demás y eso se trasmite a la forma en la que conducen. Y es que sencillamente, van más pendientes de lo que hacen los demás, que de sí mismos, por eso se asustan cuando hay mucho tráfico.
  2. Gente que camina mirando la punta del zapato, cuando conduce, hace lo mismo. Vista corta, intentando ver el metro que tienen delante, lo que implica que no sean capaces de anticiparse a los problemas porque no ven las cosas a tiempo. Por eso, donde miras, vas.
  3. Están los que se despistan con una mosca, conduciendo les pasa lo mismo. Están pendientes de todo menos de lo suyo. Lo que yo llamo el complejo ombligo. ¿Me pitaron a mi? ¿Hice algo mal yo? ¿Y ese que va a hacer? Ese tipo de preguntas, generan inseguridad y te hacen dudar, lo que conlleva al miedo y a la falta de respuesta.

Cuando les digo a mis alumnos, que ¡Lo primero eres tú y luego el vecino!. Piensan que estoy loca de remate. Que eso es egoísta y peligroso. Lo que no se dan cuenta es que, el verdadero peligro, es dejar de hacer tu trabajo, por estar pendiente de lo que hace el de al lado.

Como puedes ver, todo está conectado. Si dejas las inseguridades a un lado, la experiencia de conducir un coche a tu antojo, es una sensación de independencia, poder y libertad, indescriptible.

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